NUEVE CLAVES PARA MEJORAR TU AUTOESTIMA

 


 

 

 ¿Qué es la autoestima?


 

Podemos definir la autoestima, de una forma simplificada, como la valoración positiva o negativa que cada persona hace de sí misma.

 

La autoestima influye en nuestro día a día; en cómo pensamos, nos sentimos y actuamos; en cada aprendizaje; cada interacción o en nuestra propia salud. 

Es por esto que todos/as deberíamos dedicar un poco de nuestro tiempo a trabajar en ella y forjar una autoestima positiva. 


¿Pero cómo puedo mejorarla?



  • Controla tu diálogo interno


El diálogo interno es mucho más importante de lo que pensamos. Escucharnos y aprender a reconocer cuándo estamos hablándonos de una forma dañina es uno de los primeros pasos si queremos tener una autoestima fuerte. Cambiar esa vocecilla negativa que te impide avanzar por una más positiva puede parecer muy complicado, pero, si sabemos cómo, no lo es.


El primer paso que debemos dar para controlar nuestro diálogo es aprender a escucharnos. Generalmente oímos lo que nos estamos diciendo pero pocas veces nos escuchamos. Ser consciente de la manera en que nos estamos hablando es el primer paso para modificar nuestro diálogo. 


Y ¿qué pasa cuando algún pensamiento se nos descontrola? Podemos usar técnicas como la parada del pensamiento. Intenta parar de pensar en ello y pasar a otra cosa, por lo menos durante un tiempo. Si esto te resulta muy complicado intenta dejarlo para unos segundos más tarde. Ese intervalo de tiempo aliviará nuestro cerebro y nos aclarará los pensamientos. 


Cambia tus pensamientos por otros más positivos.  No es cuestión de obviar lo que nos hace daño, sino de ser más realistas. Si algo nos sale mal podemos pensar “soy un desastre”. Si es así, por qué no cambiarlo por “no ha salido bien, no pasa nada, lo volveré a intentar” “esto no me define como persona, es un hecho entre miles”.

 

 

  • Encuentra una sintonía entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces

     

Tener una buena sintonía entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos es conveniente si queremos tener una imagen positiva y una buena salud mental. Pensar y sentir de determinada manera pero actuar de otra generalmente nos crea malestar y decepción. Ser coherentes nos genera bienestar y por tanto, mejorará nuestra autoestima.

 

 

  • Acéptate, con tus defectos y tus virtudes y pierde el miedo a mostrarte tal y como eres

     

Absolutamente todos/as tenemos defectos, pero también virtudes. Y aunque es algo obvio que estamos hartos y hartas de escuchar parece que muchas veces se nos olvida. Cuando un amigo/a falla no nos resulta difícil enumerar todas las virtudes que tiene para animarlo/a. En cambio, cuando somos nosotros/as los/las que pasamos por una situación similar ¿actuamos igual? ¿o tendemos a quedarnos con lo malo? A veces hay que recordar que no todo se nos puede dar bien, que no somos perfectos, porque nadie lo es. Enfocarnos en explotar nuestras virtudes y aceptar nuestros defectos, para luego modificarlos, es un buen comienzo.


No tenemos que tener miedo a mostrarnos como somos. Aceptar quiénes somos con nuestras cosas buenas y nuestras cosas “no tan buenas” es el principio de una relación sana con nosotros/as mismos/as. Aceptarnos y trabajar para mejorar aquello que no nos gusta o no es saludable es necesario si queremos tener una buena autoestima. Ocultarnos y vivir con miedo al “qué dirán” no nos llevará a buen puerto. 

 


  • Dedícate tiempo y haz actividades que te gusten

     

¿Cuántas horas a la semana dedicas a algo que realmente te gusta? ¿Cuántas estás contigo mismo/a? Dedicarnos tiempo y hacer lo que nos gusta es indispensable para tener una buena salud mental. Trata de encontrar un momento al día (o a la semana) donde tus intereses primen y la actividad que elijas te sirva para encontrarte contigo mismo/a y desconectar. 

 


  • Trátate con cariño y respeto

     

Como veníamos hablando en uno de los puntos anteriores, gestionar lo que nos decimos es indispensable si queremos tener una buena autoestima. El diálogo positivo actúa como fuente de poder y bienestar y, por ende, de autoestima. Pero vamos a ir un paso más allá. Tratarnos con cariño y respeto no solo significa hablarnos de esa forma sino hacer actividades que nos beneficien; cuidarnos y dedicarnos tiempo; respetar nuestros intereses, opiniones o gustos; concedernos segundas oportunidades cuando fallamos; etc. Todas esas cosas, que a veces nos pueden parecer insignificantes, nos ayudarán a crear una imagen más positiva de nosotros/as mismos/as. 



  • Sal de tu zona de confort

     

Realizar actividades nuevas en las que carecemos de control alguno puede darnos miedo, pereza o incluso vergüenza, es normal. Pero la realidad es que enfrentarnos a estas situaciones o actividades nos ayuda a crecer y a superar miedos, lo que repercute en nuestra autoestima de forma muy positiva. 


Empieza por hacer pequeñas actividades que nunca hiciste o enfrentarte a situaciones nuevas que no te asusten demasiado. Gradualmente atrévete a hacer  más y más cosas. Es posible que el miedo, la inseguridad y la vergüenza te acompañen, no pasa nada, no debemos centrarnos en estas emociones y dejar que nos bloqueen. Si tienes la paciencia necesaria, estas emociones no solo se desvanecerán sino que aparecerán unas nuevas y más positivas, y con ellas todos sus beneficios. Te sentirás muy bien. 

 


  • Cuando acabe el día recuerda lo bueno que tienes y refuérzate por aquello que hayas hecho bien

     

De vez en cuando es necesario pensar en todas las características positivas que tenemos, en las personas que comparten nuestra vida y se preocupan por nosotros/as, o en las cosas que hemos logrado. Muchas veces el ritmo de vida, la costumbre o nuestra manera de pensar nos hace olvidar todo lo positivo que tenemos en nuestra vida. Debemos dedicar unos minutos a pensar en lo bueno, hacer una lista (mental o física) y recordarnos que somos valiosos/as. Darnos una palmadita cuando hacemos las cosas bien es necesario para que nuestro cerebro mantenga una actitud positiva.  



  • Encaja las críticas y realiza críticas constructivas

     

Encajar las críticas es algo que a veces puede costar y nos puede generar muchos dolores de cabeza. Estamos, y estaremos, expuestos a alguna crítica, es inevitable y tenemos que aceptarlo como parte de la vida. Aceptar las críticas, siempre que sean constructivas, nos llevará a buen puerto, pues muchas veces son oportunidades de mejora. 

En este punto resulta sumamente interesante aprender a detectar cuándo una crítica es constructiva o no. Una crítica constructiva se centra en la situación, propone alternativas y es objetiva. En cambio, una crítica destructiva se centra en la persona y sus cualidades, no es objetiva y no suele buscar una mejora. Cuando nos encontramos ante alguna crítica como esta última lo mejor es marcar límites, dejar claro que “por ahí no” e incluso abandonar la conversación. Para lidiar con momentos como estos de forma más sencilla y dolorosa es importante trabajar nuestra inteligencia emocional (échale un vistazo a este artículo si quieres saber cómo mejorarla).



  • Pon límites, tu vida es solo tuya

     

Los límites personales son barreras que marcan lo que permitimos y lo que no. Delimitan lo que somos y cómo queremos vivir nuestra vida. Estos son indispensables para mantener relaciones saludables, tener poder sobre nuestra vida, evitar sentimientos de culpa o caer en chantajes, por ejemplo. Poner límites significa que tendremos una vida acorde a lo que deseamos y somos, y esto hará que nos valoremos de forma más positiva. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Eva María Rodríguez Vicente (máster en psicología jurídica y forense, intervención social y psicología del trabajo)


Comentarios