¿QUÉ TIPO DE PERSONALIDAD TENGO?



"La personalidad se puede definir como el conjunto de rasgos y características que nos definen y nos hacen diferentes de los demás."

 

 

Existen múltiples e interesantes teorías que explican la personalidad, pero hoy vamos a hablar de la famosa teoría de las personalidades tipo A, B y C, originada por Friedman y Rosenman (1974).


En 1974, los cardiólogos Friedman y Rosenman decidieron llevar a cabo un estudio sobre personalidad en sus pacientes, enfermos de corazón, tras detectar que compartían muchas similitudes en su comportamiento. Muchos de ellos tenían claras tendencias a la ambición, a la implicación laboral, al comportamiento hostil y a la competitividad, entre otras. Un patrón de comportamiento muy concreto que Friedman y Rosenman decidieron denominar: patrón de conducta tipo A.  


 

Personalidad tipo A 

 

Las personas que encajan en este patrón presentan, como acabamos de ver, una implicación laboral muy alta, son perfeccionistas, competitivos y ambiciosos. Además, se pueden definir como muy críticos, hostiles, o con tendencia a la ira e impacientes.

 

 

En su estudio, Friedman y Roseman, hallaron que las personas que presentaban patrón de conducta tipo A tenían una predisposición mucho mayor a padecer problemas coronarios que aquellas que presentaban un patrón de conducta diferente, en este caso tipo B. 

Este estudio suscitó mucho interés en la ciencia y pronto fue sucedido por muchos otros. Todos con el objetivo de investigar y explicar, más a fondo, la relación entre personalidad y enfermedad. 

 


Personalidad tipo B 

 

El patrón de personalidad tipo B se compone de características muy diferentes al patrón de personalidad tipo A. En general, son personas más relajadas, empáticas, creativas y que afrontan la vida desde una perspectiva mucho más tranquila. Estas personas se pueden definir como cálidas, amistosas y seguras de sí mismas. 

Debido a las características que componen este patrón, la personalidad tipo B está relacionada con una mejor salud. La forma que tienen estas personas de vivir la vida y afrontar el estrés es más saludable, y esto actúa como factor de protección.


 

Posteriormente nace el tercer patrón de personalidad: la personalidad tipo C.

 

 

Personalidad tipo C

 

Las personas que presentan este patrón de personalidad tienden a ser más racionales y pacientes, a tener mucho control emocional pero a inhibir las emociones negativas, y suelen tener dificultades para afrontar el estrés. Se pueden definir como personas cooperativas, asertivas, complacientes y reflexivas.

Este último patrón de conducta se relacionaría con otros problemas de salud como puede ser el cáncer. Cabe destacar que los hallazgos sobre esta cuestión no son tan determinantes como en el caso anterior, ya que su capacidad predictiva estaría mediada por muchas variables complejas. 

 

 


 


En lo que respecta a los patrones de conducta y su relación con determinadas enfermedades es necesario destacar un par de cosas:

  • Por un lado, señalar que la predisposición no significa una relación directa sino una tendencia o correlación. Algo muy importante a tener en cuenta, ya que escuchar que determinado tipo de personalidad se asocia con determinada enfermedad puede asustar. 

     

  • Por otro lado, resaltar que tanto la forma que tenemos de enfrentarnos al estrés, como la forma en la que vivimos nuestra vida son variables fundamentales en esta relación. Puede que usemos estrategias menos beneficiosas debido a nuestra personalidad, pero esto no quiere decir que no tengamos control sobre ellas. Sí, podemos modificarlas. Consultar a un/una psicólogo/a sería ideal para investigar nuestro caso y trabajar en el desarrollo de unas habilidades y estrategias más saludables. 


 

Si te estás buscando en los diferentes patrones de conducta y sientes que no encajas en ninguno, no te preocupes. Los patrones de conducta son clasificaciones generales, a veces nos representan totalmente y otras necesitamos juntar características de distintos patrones para poder definirnos. 

Lo importante, sea cual sea nuestro tipo de personalidad, es trabajar el autoconocimiento y saber cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles. Así, podremos desarrollar unas herramientas y habilidades adaptadas a nostro@s y conseguir una buena salud, tanto mental como física.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por: Eva María Rodríguez Vicente (máster en psicología jurídica-forense, intervención social y psicología del trabajo)


Comentarios