¿QUÉ ES REALMENTE EL MINDFULNESS?

 






"El señor tortuga y el señor zorro se conocieron en el bosque. El señor zorro pensó “hoy comeré bien” el señor tortuga pensó “mi enemigo está allí, debería correr, pero no soy muy rápido” así que entró en su caparazón. El señor zorro dio vueltas y vueltas al señor tortuga... pero se cansó de esperar y se fue.
Cada vez que veas un zorro en tu vida como estrés, ansiedad, preocupación, tristeza...deberías hacer lo que el señor tortuga. Esto NO significa huir de los problemas, sino observar tu reacción a estos problemas en lugar de involucrarte en ellos. Entender que estos sentimientos son productos de tu mente y que puedes controlar tu RELACIÓN con ellos. Puedes hacer amistad con la emoción y la
situación, no necesitas pelear"




El mindfulness tiene su origen en el budismo, concretamente en la meditación vipassana. Y nace como una mezcla de filosofías y culturas debido al interés occidental por la tradición oriental.


Este concepto, considerado como una filosofía de vida, se puede definir de muchas maneras, pero quizás la más simple y cotidiana sea “la capacidad del ser humano para vivir conscientemente aquí y ahora mediante la atención plena”.


Dedicamos muchas horas de nuestro día a pensar en el pasado y en el futuro, tiempos que no existen pero que se adueñan de nuestra mente. Esta forma de vivir deja muy poco espacio al presente, el único tiempo palpable y en el que merece la pena pararse.


El mindfulness o atención plena nos habla de ser conscientes de lo que ocurre en el preciso instante en que ocurre. Nos habla del aquí y ahora. Y se compone de cinco grandes pilares:



- Centrarse en el momento presente: vivir en el ahora, centrarse en sentir las cosas que pasan tal y como son. Centrarnos en lo que está pasando sin buscar su control solo experimentar la experiencia y las sensaciones tal y como son. 


- Apertura a la experiencia y hechos: intentar dejarse llevar sin juzgar la experiencia o contaminarla con nuestros pensamientos y aspectos emocionales. Si nos damos una ducha relajante pensando en qué haremos cuando salgamos de la ducha, estamos adulterando la experiencia. Sentir, libres de pensamientos y prejuicios. 


- Aceptación: aceptar la experiencia como es y no hacer ningún tipo de valoración, sin que esto signifique resignarse, sino eliminar nuestras resistencias ante los sucesos. De esta forma no valoraremos lo que se percibe o se siente, sino que aceptaremos nuestras propias emociones tal cual nos nacen, sin controlarlas o evitarlas. Esto elimina la posible frustración, ansiedad o sufrimiento que se puede producirnos el hecho de enfrentarnos a una situación que, aunque lo intentemos, no podemos cambiar. O en otro caso, modificar nuestra resolución de dicho problema mediante un respiro en el espacio-tiempo.


- Elección de las experiencias: Las personas tienen el poder de elegir de forma activa en qué implicarse, sobre qué actuar, mirar o centrarse.  La persona es la que decide a qué atender. Por ejemplo, cuando sentimos una emoción desagradable podemos enfocarnos en ella y en lo desagradable que es, aumentando nuestro malestar, o podemos elegir aceptarla y enfocar nuestra atención en algo productivo dejando que la emoción haga su trabajo y se vaya.   


- Control: No se busca controlar reacciones, sentimientos, o emociones sino experimentarlas tal y como se producen.



¿Cómo puedo empezar a prácticar mindfulness?


A pesar de que esta filosofía engloba múltiples técnicas y prácticas, quizá la más sencilla para comenzar sea vivirlo a través de nuestros sentidos.


Poner nuestro foco de atención en un sentido, una experiencia y decidir vivirla de “forma mindfulness”. Esto lo podemos hacer con todas las acciones que realizamos cada día, cambiando el automatismo de nuestra rutina por una experiencia más consciente.


Por ejemplo, comer. Comer es una acción que solemos realizar de forma automática, incluso a veces sin pararnos. Cambiar esta forma de comer por una forma consciente consistiría en notar las texturas de la comida, el sabor, el olor, su tacto en nuestra boca, en nuestra garganta, saborear cada trozo…intentando que la mente nos interrumpa lo menos posible y redirigiéndola a lo que estamos haciendo. Un buen experto en meditación no deja la mente en blanco sino que ha llegado a entrenarse tanto que la frecuencia de sus pensamientos es muchísimo menor y sabe cómo dejarlos ir , asique no os preocupeis si al principio cuesta.


Asimismo, esta práctica podemos hacerla con cualquier experiencia o sentido; algún olor, un paisaje que tengamos la suerte de admirar, una vela o a través de la música o las caricias.


Se trata de involucrarnos en las acciones y realizarlas de forma consciente, sin juzgar la experiencia, sin contaminarla, simplemente vivirla.





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